Depreciación o devaluación, son dos palabras que ningún dueño de un automóvil quiere escuchar. Y es que este proceso, normal en la vida útil del vehículo (más aún hoy en día donde la oferta del mercado automotriz está disparada), suele traer algunos inconvenientes que, a veces, pueden ser previstos. A continuación te contamos cómo para que así puedas resguardar tu capital.
La devaluación de un auto comienza justamente desde la primera vez que este es usado, por ende inmediatamente existe pérdida de valor o baja en su precio. Un automóvil nunca volverá a tener el precio por el cual las personas lo compraron. En el caso de los vehículos nuevos o cero kilómetros, una vez que estos salen de la casa automotriz distribuidora ya pierden un porcentaje de lo que costaron, y así año tras año. Otro aspecto a tomar en cuenta y que también es inevitable es la aparición de fallas o daños a medida que aumenta el kilometraje al usar el vehículo. También puede que el medio de transporte, por ya haber estado mucho tiempo en el catálogo de la casa automotriz o marca a la cual corresponde, abandone su lugar perdiendo aún más su valor.
Este contexto hace que hoy las personas le den una vuelta al hecho de comprar antes de arrendar. Por ejemplo, en Chile el mercado de arriendo automotriz se ha disparado los últimos 5 años, y se prevé un futuro en el que más gente opte por arrendar un auto que posiblemente cambiará luego de un periodo determinado, en vez de comprar este a través de, por ejemplo, un crédito bancario que genera endeudamiento.
Si bien existen éstos y muchos otros factores que hacen menos atractivo un auto económicamente hablando, existen una serie de consejos útiles para hacer frente a esta problemática. Mientras más resguardos se tomen a la hora de planear el futuro, será mejor para la economía propia.